EUROPA
PRESS
31
agosto 2016
La mayoría de trabajadores realiza una jornada laboral continua,
lo que implica permanecer entre seis y ocho horas continuas en el puesto de
trabajo. Esta situación trae como consecuencia levantarse muy temprano,
realizar el almuerzo muy tarde y cenar pronto para acostarse a una hora que nos
permita dormir las 8 horas que necesitamos para garantizar un descanso óptimo.
Ya en
2012, el 49 por ciento de la población española que trabajaba en el sector
privado y el 79 por ciento en el público lo hacía en jornada intensiva, según
un estudio elaborado por la Universidad de Zaragoza.
Muchas
personas, sin embargo, desconocen la rutina alimentaria adecuada para afrontar
el día a día en el trabajo, lo que propicia una alimentación poco recomendable.
Por ello, el servicio especializado en asesoramiento nutricional Super Premium Diet ha ofrecido a Infosalus
las seis claves para adaptarnos mejor a un horario de jornada continua.
Claves alimenticias
1.
El desayuno es
obligatorio. En el caso de las personas que trabajan tantas horas seguidas,
esta recomendación es esencial. Los expertos dan dos opciones saludables para
empezar bien el día:
-Si hay
tiempo, podemos preparar dos tostadas de pan integral o de semillas acompañas
de aceite de oliva, con tomate natural y queso fresco. Además, podemos añadir
una infusión o café y una pieza de fruta para complementar el desayuno.
-Si te
levantas con el tiempo justo, toma un bol de avena, leche o bebida vegetal con
fruta y frutos secos.
2.
Toma varias cosas a
media mañana. Si la jornada supera las 6 o 7 horas continuadas, es recomendable
hacer dos tentempiés para evitar llegar con exceso de hambre al almuerzo y
comer de forma compulsiva.
Sobre
las 10.30 horas, puedes consumir algo de lácteos como un yogur o queso fresco
con una pieza de fruta. Haz un nuevo descanso para tomar algo entre las 13.00 y
las 13.30 horas para dar protagonismo a las verduras y hortalizas. Puedes tomar
un sándwich integral o una pieza de pan integral con hummus
y rodajas de tomate.
3.
Almuerzo. Cuando se
come más tarde de la hora convencional, aproximadamente sobre las 16.00, es
buena idea apostar por un plato único equilibrado y saludable que contenga
vegetales y proteínas procedentes del pescado, legumbres y carne magra.
4.
Hay que merendar. Si
vamos a merendar hay que hacerlo de forma ligera con una infusión y un
albaricoque o dos cerezas. También podemos optar por tomar una sola fruta como
el melón, la sandía o la papaya, o un batido a base de piña, melocotón, hielo
picado y menta.
Todas
estas propuestas son ricas en agua, minerales, antioxidantes y vitaminas. En
concreto,
5.
Cena ligera. Como
madrugamos más y necesitamos mantener las 8 horas de descanso nocturno, lo
ideal es realizar la cena en torno a las 9 de la noche para que nos haga la
digestión antes de acostarnos. "Un ejemplo es un picadillo de tomate,
pepino y queso fresco con hierbabuena; una ensalada de rúcula
y canónigos con mango, taquitos de pavo y almendras troceadas; o bien un
salteado de calabacín y cebolla con tofu aromatizado con nuez moscada y
albahaca", explica la directora técnica del Grupo NC Salud, Marta Gámez.
6.
Hidratación y deporte.
Para tener un buen estado de salud debemos ingerir dos litros de líquidos
diarios y practicar regularmente ejercicio físico. "Con media hora diaria
realizando un esfuerzo moderado, como puede ser andar, pasear en bici o nadar,
estaremos contribuyendo a que nuestro estilo de vida sea más saludable",
concluye.